¿Cómo aprende nuestro cerebro?
Dr. Julio César Ramírez
El cerebro es el órgano más increíble y misterioso con el que contamos, y una de las funciones más importantes es el aprendizaje. Todas las especies aprenden, sin embargo, la especie humana es la única que decide que tenemos que aprender y que no. Esto tiene mucho que ver con la época en que vivimos, la cultura en donde crecimos e incluso el contexto económico y político que establece como llevamos nuestras vidas.
El cerebro es un órgano que tiene cerca de 86 mil millones de neuronas, y por cada una de ellas existen 100 células llamadas neuroglia, las cuales son células muy importantes para el mantenimiento del medio interno en nuestro cerebro. Las neuronas se comunican entre sí mediante la sinapsis. La gran mayoría de ellas se realizan mediante señales químicas, mejor conocidas como neurotransmisores. Además el cerebro consume el 20% del oxígeno total que nuestro cuerpo requiere para funcionar. Este oxígeno es llevado a través de la sangre, tejido que además lleva la cantidad adecuada de glucosa que el cerebro necesita para un adecuado funcionamiento. La glucosa y el oxígeno son tan importantes para el correcto funcionamiento de las neuronas que, por cada 100 gr de tejido cerebral, este órgano recibe 50 ml de sangre, eso es mucha sangre, considerando que el cerebro tan solo representa el 2% del peso corporal de una persona adulta.
Pero ¿por qué esto es tan relevante? Pues muy bien, te explico; percibimos el mundo que nos rodea mediante nuestro órganos sensoriales, como la retina; un tejido extremadamente especializado que se encuentra en nuestros ojos, la cóclea; una impresionante estructura en nuestro oído interno que nos permite percibir los estímulos auditivos, el tacto; el cual es extremadamente importante para llevar información a través de nuestros receptores localizados en la piel, incluso podemos adquirir experiencias hasta con el olfato. Toda esta información sobre el medio externo, nuestros receptores la traducen en pequeñas descargas eléctricas llamadas potenciales de acción. El potencial de acción es el idioma de nuestro cuerpo, particularmente de las neuronas, que son células especializadas en poder transmitir estas pequeñas descargas de una manera muy eficiente. El destino final es nuestro cerebro y se dirigen a áreas muy específicas de nuestra corteza cerebral.
Por lo tanto, para que un niño, niña, adolescente o persona pueda aprender, es necesario que sus receptores sean estimulados de una manera adecuada. De ahí la importancia de llevarlos a evaluar su visión y audición, además de realizar las estrategias didácticas para que los niños aprendan con su cuerpo, mediante el tacto. Otro dato relevantes es que, cada vez que repetimos el estímulo, nuestras neuronas generan cambios con el objetivo de hacer cada vez más rápido el estimulo en cuestión, significa que, podemos aprender por repetición hasta dominar una acción, como aprender a andar en bicicleta. Por eso, no debemos olvidar que “la práctica hace al maestro”.
Otro dato no menos importante es la motivación. Las neurociencias nos dicen que cuando logramos motivar a un niño, podemos robar su atención, y despertar sentimientos positivos, con el objetivo de afianzar el aprendizaje. En este caso voy a poner el ejemplo del olfato, ¿el olfato nos ayuda a recordar la información? Sí claro! y es muy eficiente, podemos poner como ejemplo, cuando vamos caminando por la calle y una persona pasa frente de nosotros y percibimos su perfume, resulta que es un perfume que utilizaba la abuela, entonces inmediatamente, ese estímulo olfatorio nos lleva a revivir un recuerdo, el cual va mas allá de un simple recuerdo, despierta un sentimiento de nostalgia, esto porque nuestro olfato está en estrecha relación con partes muy primitivas del cerebro que nos regular las emociones.
Una vez realizada esta pequeña reseña de como aprendemos, es importante llevarlo a la práctica, entendiendo que los niños deben de aprender practicando y lo más importante, motivados y felices, entendiendo que están en un proceso de desarrollo cerebral, el cual culmina a los 25-30 años. Además nuestro cerebro no madura todo al mismo tiempo, va por áreas, como un proyecto de construcción de un edificio, terminan la primer etapa, después la segunda y así hasta culminar el proyecto entero, y en el cerebro de los niños y adolescentes, la corteza cerebral encargada de las funciones ejecutivas es la cereza del pastel de este gran proyecto llamado cerebro humano.
Así que, no esperes que un niño esté sentado durante mucho tiempo, ni mucho menos haciendo una misma actividad que requiera su atención, como la tarea, dale oportunidad de realizar pausas activas, incluso puedes ocupar actividades que te servirán como reforzadores positivos, ya sea jugar en el parque, algún videojuego acorde a su edad o bailar, cualquier actividad que libere su mente y la permita descansar durante unos minutos, para después regresar a sus actividades académicas. Además no olvides dar una adecuada alimentación y procurar una adecuada higiene de sueño, ya que el cerebro necesita de energía para funcionar y cuando se trate de dormir, necesita hacerlo adecuadamente.